Quisiera comenzar estas reflexiones poniendo de manifiesto mi contrariedad e incomodidad por hacerlo de una manera endógena y no hablar de los problemas de la gente, del paro y la pobreza de Canarias, del feroz deterioro, privatización y desconsideración de los principales servicios públicos, la sanidad y la enseñanza, de la prevención de la violencia machista… Siento vergüenza y rabia de que los conflictos internos nos resten tiempo para lo verdaderamente importante. Aunque hablamos aquí de nuestras dificultades, éstas pueden resultar insustanciales al lado de las que tiene mucha gente en Canarias día a día.