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Opinion

Mini-justicia. Paco Déniz.

En una reciente celebración del 40 aniversario de mi instituto de EM en mi añorado barrio de Schamann, tuve la ocasión de reencontrarme con numerosos colegas de una parte importantísima de mi vida. Nos echamos unos piscos y alegamos; en fin, hicimos un recuento de nuestras vidas.

Carta abierta a la esperanza y a la lucha.

Compañera, compañero. Desde  hace un tiempo, un grupo de mujeres y hombres, luchadores de toda la vida y recién llegados a ella,  de distintas sensibilidades, procedentes del mundo sindical, vecinal, de  movimientos sociales,  hemos estado arrimando el hombro con el fin de impulsar un movimiento hacia un frente amplio  que aglutine a todos aquéllos que defiendan un ESTADO SOCIAL, DEMOCRATICO Y DE DERECHO, a todos aquéllos que crean que otro mundo no solo es posible, sino, por pura supervivencia, imprescindible.

La demagogia según Peytaví. Rafael González Martín.

Un tal Ricardo Peytaví, que se autodefine como periodista, ha dejado por los suelos la imagen de esta profesión en Tenerife. Recientemente ha acusado en la prensa tinerfeña de demagogos a los que no comparten la idea de la oportunidad de implantar trenes en nuestra isla.

Cuatro años y ocho asambleas después…Vanesa Martín Évora.

Son curiosas las cosas que pasan en estos días. De debajo de las piedras surgen políticos deseosos de darnos la mano, fotografiarse con nuestro hijos e interesarse por nuestros problemas. En el aire se escuchan miles de promesas que ya escuchamos hace cuatro años, pero que no se han cumplido por falta de voluntad, pues son las mismas personas que prometen las que tenían la posibilidad de realizarlas.

Vivan los guachinches. Paco Déniz.

En el contencioso contra los guachinches, algunos empresarios de bares y restaurantes cuentan con el apoyo de Coalición Canaria y de la Cámara de Comercio de Santa Cruz, no así con los ciudadanos del chicharro que peregrinan por esos andurriales en busca de la cuartita de vino todos los fines de semana.

Por qué "Sí se puede". Damián Marrero.

En una de nuestras interminables charlas políticas en la mesa de la cafetería del centro, hubo un momento en que pensé: “esto de hablar y hablar está bien pero ¿y qué?”, “¿he conseguido algo más que un momentáneo desahogo?”, “¿vale la pena dedicar tantas energías a análisis de salón?”, “¿se consigue algo a base solo de arrebatos de indignación?”.

Los difamadores son una especie perenne. Domingo Garí.

Las luchas políticas tienen la virtud de sacar lo peor y lo mejor de las personas. La tensión que genera lleva las pasiones a los extremos. En algunos casos la tecnología de la difamación se usa profusamente, de manera que de forma habitual la enemistad política cobra esa característica, en detrimento de la discusión racional sobre los asuntos de la economía, la filosofía o la política. Se acentúa cuando efectivamente no hay nada que aportar, ni reflexión interesante que ofrecer a la sociedad.