La organización sociopolítica establece como uno de sus objetivos “hacer escuchar nuestra voz y demostrar que sí se puede hacer política con honradez, desde y con nuestra gente y para nuestra gente”.
En una de nuestras interminables charlas políticas en la mesa de la cafetería del centro, hubo un momento en que pensé: “esto de hablar y hablar está bien pero ¿y qué?”, “¿he conseguido algo más que un momentáneo desahogo?”, “¿vale la pena dedicar tantas energías a análisis de salón?”, “¿se consigue algo a base solo de arrebatos de indignación?”.